Pocas personas en el mundo pueden hacer de un defecto una virtud.
La torre inclinada de Pisa, es un edificio impresionante y de una belleza capaz de iniciar el síndrome de Stendhal, pero su valor añadido es precisamente ese, que se inclina, error de planificación y arquitectónico que trató de corregirse cuando ya se había construido la primera planta en 1174.
Tiene casi 56 metros desde su base, 293 escalones y siete campanas que reproducen cada una las notas musicales.
Se cuenta en la ciudad que Galileo Galilei experimentó dejando caer bolas de cañón de diferente masa desde el campanario para comprobar que la caída de los cuerpos es independiente de su masa, mucho trabajo debió tener el que subió esas bolas de cañón.
Cuando llegué a La Piazza del Duomo y la vi frente a mi, después del Battistero y la imponente Catedral, me acosté en el césped boca arriba y la contemplé con el cielo como fondo, su blancura, sus ocho pisos, no escuchaba nada mas que el silencio.
